Un 2024 lleno de oportunidades..

Buscando potenciales negocios para mi consultora, empecé a tener conversaciones con amigos que tengo en diversos rubros. Uno de ellos está a cargo del área de contabilidad de una empresa y con él empezamos a pensar cómo habría que enfrentar los desafíos para el 2024.

Llegamos a un tema un poco técnico pero que relaciona nuestros mundos de la sostenibilidad con la contabilidad: los nuevos estándares internacionales de sostenibilidad que publicó la IFRS Foundation, y que comienzan a aplicarse a contar del próximo año a nivel global.

Estos nuevos estándares tienen un objetivo claro, que las empresas divulguen al mercado financiero información veraz, clara y oportuna, tanto sobre sus impactos al medioambiente, como otros aspectos de la empresa. Se dividen en dos grupos:

  • IFRS S1: para la divulgación de información sobre todos los riesgos y oportunidades relacionados con la sostenibilidad que razonablemente podría esperarse que afecten los flujos de efectivo de la empresa, su acceso a la financiación o el costo de capital en el corto, mediano o largo plazo. Considera información sobre los procesos, controles y procedimientos de gobierno corporativo; la estrategia; los procesos para identificar, evaluar, priorizar y monitorear los riesgos y oportunidades; y el desempeño, entre otros.

  • IFRS S2: para la divulgación de información sobre los riesgos y oportunidades relacionados específicamente con el clima, que sea útil para los usuarios de los informes financieros con propósito general al tomar decisiones relacionadas con el suministro de recursos a la entidad. Considera los mismos aspectos que la anterior, pero en relación al clima.

Su implementación en cada país e industria claramente será de forma paulatina, pero la buena noticia es que hay muchas señales de que estos estándares marcarán la pauta, especialmente porque consolidan el trabajo de varias otras organizaciones y estándares más específicos, aportando a unificar y simplificar el lenguaje de los reportes y además alineado con otras iniciativas como GRI.

Otra buena noticia es que en nuestro país estamos alineados, especialmente considerando la Norma de Carácter General 461 de la Comisión para el Mercado Financiero, que comenzó a regir en enero de 2023 y que incorpora temáticas de sostenibilidad y gobierno corporativo en la Memoria Anual que deben realizar las empresas supervisadas.

Y no solo las grandes empresas que deben cumplir con la norma están implementando estos cambios, sino que también hay un gran grupo de empresas que sin estar obligadas a hacerlo, están marcando la pauta liderando una nueva forma de ser empresa.

Entonces, el panorama es positivo, y veo dos aspectos especialmente relevantes:

  1. Contar con estándares globales y únicos que promuevan empresas más sostenibles.

  2. Contar con un lenguaje estructurado y entendible, que permite ordenar la información financiera de los reportes.

Algo fundamental que hay que entender es que el cumplimiento de estos estándares no puede recaer solo en un área de la empresa: ni en el área de contabilidad ni en el área de sostenibilidad, sino que debe ser un trabajo que involucre a toda la compañía. ¿Y por qué? Porque se trata de requerimientos que van más allá que simples números.

Hay que tener en mente que estamos en un punto de inflexión, con un antes y un después en las decisiones financieras. Aunque sea difícil de asimilar, las decisiones financieras deberán considerar aspectos que nunca antes se cuestionaron, como por ejemplo el cuidado del medioambiente o la situación laboral de la empresa. O acaso ¿se seguirá privilegiando la TIR de un proyecto antes que un modelo de negocios que pueda prevalecer en el tiempo?

No hay vuelta atrás, es un cambio que está ocurriendo y los que no se suban al carro se irán quedando cada vez más atrás. Entonces, hay que ayudar a aquellos que todavía no tienen las herramientas para subirse. Y aquí la clave es la palabra educación.

Educar en cuanto a la sostenibilidad, reportabilidad, estándares, normativas, inversión sostenible, entre otras cosas que permitan conocer y dimensionar las consecuencias financieras de no ser sostenible. La educación en estos temas es una acción quizás poco valorada, pero con réditos insospechados. Y esto debe estar alineado con una buena comunicación a todas las áreas de la empresa y también a los clientes (pero ojo con el riesgo de caer en greenwashing), tiene un valor en el tiempo.

Creo que las empresas deben motivar y potenciar a las personas que trabajan en ellas y comprender la relevancia que tiene transparentar la información financiera relacionada a sostenibilidad. Será la forma de ser más atractiva para los distintos grupos de interés, mostrando datos reales de los impactos de ser sostenible y asegurando que no se trata solo de marketing.

Cumplir con los estándares presenta un nuevo desafío para las organizaciones: recolectar y presentar la información a comunicar. Este tema es quizás para desarrollarlo en otro momento, pero sé que esta búsqueda requiere esfuerzo y mucha voluntad.

Esta historia está ocurriendo ahora, está en pleno desarrollo, y creo que solo traerá beneficios. A quienes aún lo ven como un gasto, los invito a cambiar la mirada y verlo como una inversión fundamental para el futuro de su empresa.

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